Cocaína: Un asesino silencioso que destruye cuerpos y mentes

La cocaína es la segunda droga ilegal más usada en el mundo y continúa siendo la más reportada a las redes de prevención de drogadicción por los departamentos de emergencias.

El cultivo de coca y la producción de clorhidrato de cocaína ha alcanzado niveles históricos en Colombia, lo que genera peores condiciones de vulnerabilidad de los territorios afectados y amenaza el potencial cultural del país y su biodiversidad. Cerca del 50% de estos cultivos se localizan en zonas de manejo especial, tierras de comunidades negras y zonas de reserva forestal

Esta dinámica de producción va de la mano con el aumento de la demanda de cocaína en Colombia y el mundo. Actualmente se difunden mensajes que normalizan su uso y promueven la legalización, y mientras tanto nos preguntamos ¿Vale la pena el daño medioambiental y sociocultural para suplir las necesidades de consumo de una droga tan destructiva?, y adicionalmente ¿Cuáles son las consecuencias que tiene su consumo en nuestra salud?

La cocaína es la segunda droga ilegal más usada en el mundo y continúa siendo la más reportada a las redes de prevención de drogadicción por los departamentos de emergencias. Para el año 2020 casi 20.000 personas fallecieron por sobredosis relacionadas con esta sustancia. 

En nuestro medio la cocaína se consume en forma de pasta básica (“Basuco”), clorhidrato (“Perico”), Base libre o Crack; y los problemas de adicción/dependencia alcanzan a todas las clases sociales y géneros. Sus efectos sobre el cerebro y el sistema nervioso son más reconocidos, pero poco se habla acerca de los daños sobre los demás órganos del cuerpo y su impacto sobre enfermedades y muerte a corto, mediano y largo plazo. 

Cualquier órgano o tejido puede afectarse tras el consumo de cocaína. Las enfermedades más comunes son las cardiovasculares, incluyendo infartos en el corazón, arritmias, convulsiones, derrames cerebrales y coma. Otros sistemas como el genitourinario, gastrointestinal y respiratorio también desarrollan lesiones con bastante frecuencia. Muchos usuarios de cocaína lo hacen en combinación con el alcohol, lo que es particularmente peligroso pues la suma de estas dos sustancias en el organismo potencializa los efectos tóxicos e incrementa el riesgo de complicaciones.

La mayoría de las mujeres que son adictas a la cocaína están en edad reproductiva, las estadísticas sugieren que aproximadamente el 5% de las mujeres embarazadas usan 1 o más drogas de abuso. Los bebés que nacen de madres consumidoras de cocaína son a menudo prematuros, con bajo peso al nacer y cursan con síntomas de abstinencia que en muchas ocasiones requieren tratamiento en las unidades de cuidados intensivos neonatales.

Un estudio realizado en nuestro medio encontró que la frecuencia de intoxicación por cocaína y/o otras sustancias no es despreciable. Entre las personas que requieren hospitalizaciones las principales complicaciones ocurren a nivel renal, hepático, cardiovascular y en sistema nervioso central, evidenciándose fallas hepáticas, infartos al corazón y hemorragias cerebrales de la misma forma que se ha descrito en la literatura internacional, pero con unas cifras de mortalidad que son superiores a las reportadas en otros estudios. Muertes cuyas causas pudieron prevenirse con la suspensión del consumo de cocaína. 

El tratamiento de los trastornos asociados al consumo de cocaína y otras sustancias es posible gracias a los esfuerzos continuados de los profesionales del área de la salud, por medio de programas interdisciplinarios en el manejo de las adicciones que buscan lograr disminución y/o cese del consumo, mejorar las condiciones de vida e integrar a los pacientes nuevamente a la comunidad, además de reducir el impacto del uso de drogas sobre la salud de cada individuo.  

A su vez, es importante recalcar que prevenir el consumo de cocaína es deber de todos los ciudadanos, desde la eliminación de cultivos ilícitos por entes gubernamentales, estrategias de salud en prevención y tratamiento del consumo de drogas por el personal sanitario, así como las estrategias educación, auto cuidado y estilo de vida por parte de cada actor de la sociedad como individuos y familias. 

Reducir y eliminar el consumo de drogas es posible, los invitamos a ser partícipes del cuidado de su propia salud y tejer redes de apoyo en la sociedad que permita eliminar el estigma del consumo de drogas y visibilizar esta condición como una enfermedad que puede ser tratada.

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