Prevenir la diabetes: claves desde los estilos de vida saludables

¿A qué nos referimos cuando hablamos de estilos de vida?

Los estilos de vida son el conjunto de comportamientos o actitudes cotidianas que realizamos las personas, los cuales al ser frecuentes impactan de manera positiva o negativa tanto el bienestar físico como mental. Las elecciones que realizamos con relación a lo que comemos, cómo invertimos nuestro tiempo de ocio y las condiciones de nuestro trabajo se convierten en factores que nos protegen o nos ponen en riesgo.

¿Por qué hablamos de estilos de vida como uno de los pilares para prevenir el desarrollo de la diabetes?

Entendiendo que toda conducta habitual genera un impacto en nuestra salud, se ha demostrado que el desarrollo de algunas enfermedades está fuertemente relacionado con los estilos de vida que llevamos. Particularmente, en el caso de la diabetes mellitus tipo 2, que es el tipo de diabetes que presenta principalmente la población adulta. Los más propensos a desarrollarla son quienes tienen exceso de peso u obesidad, acumulación de grasa a nivel de la cintura y niveles elevados de colesterol, condiciones que se presentan cuando se sostienen en el tiempo hábitos de alimentación y estilos de vida poco saludables, entre los que vale la pena mencionar son la alta ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares, sodio, alimentos ultraprocesados, sedentarismo (o poco ejercicio físico), entre otros.

¿Cómo establecer estilos de vida saludables que disminuyan el riesgo de padecer Diabetes mellitus tipo 2?

Un buen punto de partida es que hagas un diagnóstico de tu condición actual, así podrás identificar qué debes cambiar, implementar y reforzar.

Cambiamos lo que nos pone en riesgo

Consumo frecuente de:

  • Líquidos con azúcar: gaseosas, jugos, sodas, bebidas chocolatadas.

  • Alimentos con azúcar, panela, miel añadida: postres, productos de panadería, conservas.

  • Productos ultraprocesados.

  • Alimentos y/o preparaciones con alto contenido de grasa como embutidos, cortes de carne grasos, fritos, apanados, salsas. 

  • Bebidas alcohólicas. 

Implementamos lo que aún no hacemos

Cuida lo que va al plato

  • Consume al menos dos porciones de fruta entera diariamente, aprovecha su sabor dulce y convierte este alimento en tu postre favorito.

  • Incluye al menos una porción de vegetales frescos diariamente.

  • Aumenta el consumo de agua (al menos 5 vasos diarios). Puedes tomarla en preparaciones diferentes como aromáticas y té, o saborizada con productos que no aportan calorías como rodajas de limón, naranja, trozos de fruta, hierbabuena, menta o canela. 

  • Ajusta el orden de consumo, comienza por la ensalada, seguido de la proteína (carnes, quesos, huevo) y por último los carbohidratos (arepa, pasta, arroz, papa, yuca, plátano, frutas). De este modo, los nutrientes contenidos en los dos primeros alimentos ayudan a generar saciedad y esto te permitirá controlar la cantidad de carbohidratos consumidos. 

  • El tiempo de alimentación es importante, come despacio y tómate tu tiempo para alimentarte. Esto permite que el estómago se distienda cuando recibe los alimentos, haciendo que se active en el momento correcto el envío de señales al cerebro para generar sensación de saciedad y así evitas comer más alimentos de los que necesitas.

  • Concéntrate a la hora de comer, evita las distracciones como el televisor, celular o el trabajo. 

  • Come bien seis días de la semana y sólo un día consume algunas de las cosas que saben rico pero que tienen muchas calorías.

  • En lo posible intenta cenar temprano. 

Cuida tus emociones

  • Controla el estrés y conéctate con alguna actividad que te ayude a relajarte: yoga, meditación u oración.

  • Ten un pasatiempo que puedas hacer frecuentemente y te llene el corazón.

  • Evita las emociones negativas para el organismo (ira, rencor, envidia, miedo, culpa, tristeza).

  • Realiza ejercicio (cardiovascular y de fuerza) de tres a seis veces por semana.

  • Procura un buen ambiente de descanso y al menos siete horas diarias de sueño.

Reforzamos lo que hacemos bien

  • Recuerda que “somos lo que hacemos repetidamente”, por tanto el objetivo de todo cambio es lograr sostenerlo en el tiempo. Logra un hábito cuando desees hacerlo, aprendas a hacerlo y lo practiques en el día a día.

Hábito:

  1. Desear: encuentra lo que te motiva.

  2. Aprender: consulta con un profesional, infórmate responsablemente.

  3. Practicar: fíjate metas realistas, realiza un plan y revisa el proceso.

Finalmente, prevenir la diabetes a partir de estilos de vida saludable, es un punto a favor al cuidado de tu salud y esto impactará de forma positiva tu bienestar en general.

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Comentario

Cordial saludo. Muy fácil de entender las recomendaciones, bastante claras. Una pregunta: El cuidado, alimentación, hábitos para las personas que ya tienen la enfermedad de diábetes tipo 2 es igual? Dónde puedo conseguir información

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